viernes, 28 de mayo de 2010

Los infieles cibernéticos

En el universo  llamado Internet,  donde el anonimato es la carta de la victoria y en el cual  las inhibiciones se derriten instantáneamente, sus fronteras   borran esa línea que separa una infidelidad implícita de una explícita.   

La infidelidad cibernética se produce cuando le dedico tiempo a otra persona que no es mi pareja. Hay muchas personas que tienen sexo a través de la  Internet o del teléfono,  aunque físicamente los cuerpos nunca se toquen”,   ilustra la educadora sexual Luisi Denton de Marini.



Pérez y Denton coinciden en que, más allá que un acto sexual, lo que valida la infidelidad en la red es la “intimidad emocional”. Denton precisa que “mientras esto ocurre,  la persona se va separando más y más de su pareja  porque está satisfaciendo todas sus necesidades con quien  tiene intimidad física y emocional”.
Una madeja de asuntos pueden incidir en que un sujeto, hombre o mujer, halle en la Internet una comodidad que el intercambio  físico no le proporciona. Para ejemplificar, en  algunos,  el que una computadora medie y esos amantes no tengan  un encuentro corporal  es un estímulo a su autoestima.
Así, el sexo  en este contexto viabiliza que algunos “venzan  bloqueos, experiencias sexuales que han hecho daño, complejos físicos y trabas en la seducción”,  

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